Queremos presentaros un nuevo e interesante vitral que acaba de llegar al museo, para celebrar nuestro 8º Aniversario.

Aquellos que piensan que las vidrieras son siempre simples ventanas decorativas, es que saben muy poco de éstas e ignoran que grandes artistas como Chagall las han utilizado como soporte para crear algunas de las más hermosas y comprometidas obras de arte. Para entender la profundidad de esta expresión plástica, nos tenemos que remontar a sus orígenes en la Edad Media, cuando el arte del vitral fue sustituyendo poco a poco la importancia ornamental y didáctica del mural románico, al utilizar los grandes huecos de luz que permite la arquitectura gótica para poder contar historias muy fácilmente comprensibles a una población que era mayoritariamente analfabeta.
«Gobernante Pecador Devorado Por Demonio», título del vitral que acaba de llegar al Museo para celebrar nuestro aniversario, sigue esa misma tradición narrativa medieval, cuando nos plantea un mensaje visual de gran impacto con intención de hacernos reflexionar.
La obra es de estilo expresionista alemán y fue realizada en 1949 por la casa Franz Melchior de Colonia, uno de los talleres más antiguos y prestigiosos del estado de Renania del Norte-Westfalia. Para comenzar a estudiar esta vidriera la debemos colocar dentro de su propio contexto histórico: Alemania acaba de perder la guerra. Su antigua arrogancia racista ha sido humillada, derrotada y fuertemente castigada por los bombardeos que han arrasado sus ciudades. Y ahora, en ese paisaje desolador, ocupados todavía por las fuerzas aliadas, los alemanes tienen que sobrevivir entre escombros y ruinas, mientras van descubriendo y asimilando toda la terrible realidad de su pasado reciente, cuando algunos de ellos fueron engañados, otros no quisieron ver y muchos aceptaron con absoluta complacencia, o formaron parte activa del monstruoso régimen nazi.
El ser humano tiende a disculpar sus errores achacando a alguien toda la responsabilidad del crimen. En la imagen de la vidriera el demonio arranca el alma del verdadero culpable, el gobernante pecador, olvidando que ha sido la propia aptitud de la sociedad, por activa o por pasiva, quien ha permitido al corrupto tomar las riendas del poder. A los pies del vitral dos figuras aparentemente inocentes están en posición de oración. Uno de ellos tiene el rostro deformado por un grito de terror, mientras la mujer nos dedica una misteriosa sonrisa casi de liberación.
Por razones que no son difíciles de imaginar, la temática no fue del gusto de las autoridades religiosas y políticas de la época, que iban encargando a la casa Franz Melchior de Colonia muchas de las vidrieras de las iglesias construidas o restauradas en los años de la postguerra, por eso nuestro vitral acabó en el mercado del arte, de donde ha sido rescatado por nuestro director para traerlo a Málaga.
En breve estará colocado y esperamos que os guste y, sobre todo, que os haga reflexionar un poco…