Sylvia Molina – Próxima exposición

SYLVIA MOLINA
note l Book

Viernes 5 de mayo 2023, 20:00 h

05.05.2023 – 16.06.2023

Notebook es un término compuesto de dos palabras; y así, separadas, es como ha querido Sylvia Molina disponerlas en el título de esta exposición: note|Book. Nota|Libro, es decir, libro de notas textuales, pero también de notas musicales. Sabemos la importancia de la música en la obra de Sylvia Molina, de la música como lenguaje en el que cifrar/traducir la experiencia artística. En ese sentido, la cesura entre las dos palabras que conforman el título marca una separación, una manera de estar juntos ambos territorios, el de la música y el de la escritura. Una síntesis disyuntiva, que diría Deleuze. Los intersticios son importantes en la obra de Sylvia Molina, la grieta, el entre. En los terrenos intersticiales fructifican valiosas especies. Siempre pensé en las obras de Sylvia como casmofitas, esas plantas que germinan en las hendijas, que hacen de la grieta su naturaleza, su hábitat.

En el trabajo de Sylvia Molina la traducción no es una herramienta de trabajo sino la sustancia de la obra. No se trata de traducir lenguas sino lenguajes. El de la música y el del  texto, como decimos, pero también el de la expresión plástica. En realidad, independientemente del lenguaje en el que se concrete, hablamos en todos los casos de escritura: la escritura textual de Diálogos Inesperados, la escritura rasgada de Kintsugis, la escritura musical de 40 Ark.  Hablamos de signos que se entrelazan con otros signos, como si el sentido y el significado de las cosas no consistiera sino en esa traducción, en ese entrecruzamiento de los lenguajes.

Pero, ¿qué es lo que incita a la inscripción (en sus múltiples formatos) en el caso de la artista? Ahí es donde cobra protagonismo la Sylvia Molina profesora, la Sylvia biográfica (eso que, de momento, no puede imitar ninguna inteligencia artificial), la araña que teje todos estos hilos que correrían el riesgo de pender desconectados. Pues Sylvia cose y teje, como Ariadna, como Ada Lovelace en el telar imaginario de su máquina analítica. 

Pero esta escritura no solo es transdisciplinar sino también transmedia. No es lo mismo escribir en la página de papel que en la pantalla o en un midi. La palabra página es plural. Página, del latín pagus: territorio, país. Del verbo pango que significa plantar un vegetal, clavar en la tierra, implantar un hito o mojón. Sobre la página se escribe, pero también es un terreno susceptible de inscripción. Pintura y troquel. Se trata de estructurar el espacio, el espacio que es la página pero que también es el de la escritura y el pensamiento (y el del arte). ¿Cuál es la topología de ese espacio? Más allá de los renglones o los versos, los espacios de Sylvia Molina acaban componiendo, como ya dijimos, una red, un rizoma, un tejido. Donna Haraway y Sadie Plant defienden la importancia del tejido como elemento netamente femenino. Y Sylvia persigue esa estela de insignes tejedoras. Los itinerarios a través de Estocolmo se transforman en 40 ark en un hilvanado sobre papel que a su vez se transformará en música (la de los sonidos ambientales pero también la de los músicos que colaboraron con la artista). Pasos sobre una ciudad que acaban convirtiéndose en notas. Un caminar que se metamorfosea en melodía. Hay una verdad oculta ahí, la que desvela toda buena metáfora.

Toda traducción requiere de un traductor, de una interfaz. Una interfaz que parte de lo analógico (pintura, hilo) y lo traduce a lo digital. Ceros y unos. Blanco y negro. Hablamos de Bitmap, pero también de Kintsugis. El binarismo es usado aquí no como herramienta de computación sino de expresión artística, como simbología esencial que remite a los opuestos de Heráclito o al yin/yang taoísta.

Hemos dicho que la obra de Sylvia sigue el modelo topológico del tejido, de un tapiz. Por tanto, lo importante en ella no es tanto el tiempo sino el espacio. En Diálogos inesperados se entrecruzan los tiempos, se entreveran las disciplinas. Sylvia ha fabricado un Aleph, un círculo del Paraíso, una casa de muñecas donde habitan y dialogan los hombres y mujeres (Warburg, Bohm, Benjamin, Heisenberg, Deleuze, Gould, Asins…) que admira, una genealogía declarada de la artista, claves que nos ayudan a entender su visión de la ciencia, de la cultura y del pensamiento. En lo simultáneo el tiempo se convierte en mera anécdota. Así leemos en uno de los textos que conforman el libro de artista:

Qué hora es/

qué pregunta más absurda/

perdón

El texto es un tapiz, pero también lo es la memoria, un tejido cuya trama vamos urdiendo al tiempo que nos asimilamos a él, como el molusco genera y arrastra a un tiempo su concha. Una memoria vinculada a la narración y, por tanto, al tiempo, pero que regresa a su condición objetual/espacial en Papel líquido o en Cartas de amor. Objetos (la ceniza y el papel) que remiten a una historia, investidos de una pregnancia que los aleja del utilitarismo de la manufactura. Una alquimia, la de la artista (muy benjaminiana, por cierto), que consiste en tomar un residuo para  dotarlo de aura.  

No es la de Sylvia Molina una de esas propuestas monolíticas que buscan el éxito a partir de repetir una misma fórmula más o menos acertada. Sylvia explora, busca nuevos caminos. Encuentra fragmentos, los rehace y los cose y en ese tejido encontramos la esencia de su obra. Al fin y al cabo, como dice uno de los personajes de sus Diálogos inesperadosEl fragmento nos reúne a todos, Warburg, quizás sea un buen momento común para definir nuestro Espacio”. Solo me cabe añadir aquello de pasen y vean (y oigan, y lean).

Javier Moreno

Lois Patiño. Lenta fluye la noche.

LOIS PATIÑO

Lenta fluye la noche


Sábado 4 de marzo 2023, 12:00 h  /
04.03.2023 – 14.04.2023

La noche de una forma

En la estética japonesa existe un concepto, de nombre Yûgen, que podría traducirse, malamente, como el fondo ignoto del mundo. Para los japoneses sería todo aquello en lo que subyace un componente de genuino misterio, precisamente porque la naturaleza de ese fondo, por oscura, no puede dilucidarse. Aquello que es mayor o más complejo que lo humano está, por tanto, cargado de Yûgen.

No cabe duda de que el cementerio sagrado de Okunoin o la gran urbe de Tokio, en la visión nocturna que nos ofrece Lois Patiño, también podrían encuadrarse dentro de esta categoría. No solo por esa belleza inmensa y ajena a lo humano, sino porque lo que allí reverbera al modo de una conversación infinita al borde de la desaparición – y precisamente sobre ese límite que supone la desaparición misma – no es otra cosa que el sustrato enigmático e incognoscible en el que todos nos hallamos destinados.

Lo que no está, lo que se ausenta, lo que deja su sombra, lo que se fuga, lo que apenas puede entreverse, lo que se presiente, lo que está a punto de olvidarse. Son cuestiones recurrentes en la tradición poética nipona. Igual que la poesía japonesa, la cámara de Lois Patiño le hace preguntas a la ausencia y al vacío, mientras se extiende el mar o la sombra, o mientras ve que las luces silentes de los trenes y barcos de Tokio fulgen como luciérnagas, quizás una de las más bellas imágenes que la poesía extremo-oriental ha logrado del alma sorprendida en el acto de abandonar el cuerpo.

Y es que también a Lois le gusta ir, poco a poco, demorándose y trazando una constante alusión a esa feliz impermanencia de todo, como si deletrease en silencio este poema japonés:





«Oh, en este mundo

de apariencia inmutable,

cómo conmueve ver;

mecido en la corriente,

un barquito de pesca».

No dejo de percibir en El sembrador de estrellas la idea como de un sueño sumergido. La inmersión en un ámbito rico en profundidades y hallazgos con mágicas raíces; y luego, digámoslo con palabras del gran Lezama Lima, “el viaje de su energía por un despertar naciente”. Por la inexorable extensión materna de la sombra, la de la noche y el mar. La del río del sueño. Sueño también en la perspectiva de Calderón: a la vista de las grandes cosmópolis y conurbaciones del planeta, volcados hacia ese Tokio infinito (indefinido y nocturno caleidoscopio) también nosotros podríamos decir que, en efecto, la «vida nos parece [un] sueño». Y el sueño, como el mar, ignora el paso del tiempo. “Sagrada y misteriosa cae la noche, / Dulce como la mano amiga que acaricia”, escribió Luis Cernuda.

En su decantarse hacia la noche, en el dentro de la noche, la mirada de Lois Patiño quisiera acompañar las transmutaciones de la gran ciudad: informe figura como de terciopelo vuelta ahora toda ella sobrenaturaleza, con su aire de encantamiento, su estupor cósmico y misterioso. Quisiera la rotación de la mirada tocar su centro de oscura fuente de seda – en una obsesión que, es cierto, no esconde su carácter mágico. Acercar no solo la visión sino el oído para comprobar las leyes secretas de su gravitación, el principio de su movimiento, o su propio despertar. Soledad, arrecife, estrella, todo cuanto merece – como escribiera Mallarmé en “Salut”- “la blanca inquietud de nuestra tela”.

Lois Patiño nos revela un mundo sin despertarle su sombra, su vida profunda y soterrada. En la maternidad de esa sombra líquida de la que nunca se desprende, las imágenes mantienen el secreto y el misterio; requieren, por ello, de la visión en espera. El lento vislumbre de un deslizamiento en la noche, que es la noche. Se trata, sin duda, de imágenes de medida órfica; pues, como es sabido, para los órficos, en el comienzo del mundo existió sola la noche, representada como un enorme pájaro de negras alas.

Podemos, sin embargo, preguntarnos: estas imágenes, ¿entran o salen del sueño? Diríamos que, arrebatadas por el espíritu de la extensión, se dirigen lentamente hasta el fin de la noche, su centro más denso, que es también su extremo. No hay duda: la película crece hacia adentro, hacia su raíz, que resulta el secreto del sueño que es la vida, y que la muerte recoge.

Hemos de contemplar El sembrador de estrellas como un puente de resonancias, precisamente, entre lo que desaparece y lo que comienza a articularse de nuevo. Gérmenes, orígenes, plasmas nuevos, corpúsculos que se funden con la inmensidad de lo abismado o ausentado. Como en el eterno recomenzar del mar.

Espacio respirado – casi en sentido rilkeano -. En su húmeda sombra, la noche también es como el océano, un turbión oscuro y sinuoso de potencia creadora: el motor – alma dinámica o germinativa – del propio contemplador solitario. Si la noche es un manantial de nuevas formas, ese hecho solo se revela al solitario, al separado que se adentra en su propio sol (negro) interior. En el encuadre habrá de buscarse, por tanto, el lugar de la (propia) desaparición.

La cámara de Lois Patiño nunca aspira a la descripción, o al análisis de lo que tiene delante, sino a la escucha, a la vigilancia o la vigilia. La atención de aquello que, en la creación, se hurta a sí mismo, se pierde, se ignora; no sin antes, con todo, fracturar o sobrepasar las formas ya gastadas de la consciencia.

Perseguir la desaparición. Extraña pero hermosa aspiración esta de hacer sentido precisamente allí donde el sentido se esconde, se evapora o excede, al margen de la razón, en las crepitaciones lumínicas del aire o los movimientos furtivos del agua. Ascendiendo, subiendo desde ese fondo último de la vida, atravesando la realidad, irguiéndose ante ella o, mejor, entre ella.

El sueño, como el mar, ignora – decíamos – el paso del tiempo. Pero esto es así porque ellos – sueño, mar, noche – constituyen el fondo mismo de los tiempos. Y su vaivén es el ritmo dual que la imagen habrá de captar: alternancia de llegada y pérdida, recepción y huida, indeterminación y conclusión, ausencia y presencia. He ahí el juego originario de la aparición y la desaparición. El latido de la vida oscura que se pierde y surge. Partida, retorno, pleamar y olvido. Vida: muerte.

Alberto Ruiz de Samaniego

«HÉTEROS TOPOS I» en la Galería JM

A través de la exposición HÉTEROS TOPOS I. El espacio de los Nadie se pretende generar un punto de encuentro entre los códigos sociales actuales y el lenguaje babélico del cuerpo.

Este proyecto ahonda en la búsqueda del espacio de los Nadie —si es que éste existiera. Dicho espacio es aquel que presenta topografías invisibles; aquel espacio fáctico, material o intangible que de alguna manera ha sido coartado, exiliado o borrado por la hegemonía contemporánea. Aquel espacio no legitimado, no explicado, sin rendimientos productivos para los gestores de la memoria colectiva. Espacio virgen sin bandera ni prejuicios. Espacio en blanco.

Mediante Los Nadie se plasma ese espectro social que queda oculto, exiliado a los confines. Aquel grupo de individuos que rehúsa el encarcelamiento de las etiquetas y prefiere vivir siguiendo las líneas de sus propios cuerpos, y que sean ellas y solo ellas las que les delimiten. Nuestro espacio, al igual que nuestra identidad, debe poder fluir hacia su propio futuro, buscando su propia forma y no someterse a moldes prefabricados.

Así, esta propuesta expositiva gira en torno al concepto de la “territorialización del espacio”, la cual se refiere a la “fragmentación territorial actual [que] aparece como el producto de una misma lógica que, mientras concentra recursos, población y poder en una pequeña porción del territorio -los oasis irrigados-, lo hace a costa del despojo o agotamiento de recursos y grupos sociales minoritarios de los espacios desérticos” (Montaña, E. & Pastor, G. Espacios invisibles, paisajes ocultos, 2011).

Es decir, la dualidad territorial existente hoy en día; por un lado, los “oasis”, los espacios irrigados, por donde corre el agua y la vida hegemónica, donde los gestores de la memoria colectiva han dispuesto todo el interés. Y por el otro, los “desiertos”, los espacios invisibles, todo aquello ocultado, evitado y obviado. De esta manera, podemos entender cualquier ámbito en términos de la territorialización espacial; las cuestiones legítimas (oasis) y las posibilidades escondidas (desiertos).

HÉTEROS TOPOS I. El espacio de los Nadie pretende aportar algo de luz a estos espacios olvidados y ofrecerlos como nuevas posibilidades de expansión y convergencia. Intenta desvelar otros caminos que han sido tapados por intereses socio-político-económicos, asegurando un desarrollo social dirigido y manipulado. Se expone, en definitiva, el espacio de los Nadie, aquel territorio gobernado por nadie, coartado por nadie, nombrado por nadie, donde sus nativos, los Nadie, pueden vagar experimentando de una manera pura y verdadera, sin necesidad de encasillarse o vallarse. Sexualidad, género, raza, ideología, religión, arte, literatura, historia, emoción, sensación, aprendizaje… nada tiene límite en El espacio de los Nadie. Intrépida exploradora con una insaciable necesidad de búsqueda, en sus viajes metafísicos VAZ se adentra en lo más profundo de su ser para documentar mundos ocultos. Nacida en Málaga y licenciada en Bellas Artes, su trabajo se expande por el espacio urbano, como en un sus intervenciones en el centro social La Casa Invisible y la asociación cultural La Casa Amarilla, habiendo realizado aquí su primera intervención total “Sótano” (2021). Asimismo, ha colaborado con galerías con base en Málaga, Sevilla y Mallorca. Con sus grafismos automáticos y el predominio de la línea negra, plasma los efectos que le han marcado de su contemporaneidad. Expone su intrínseca multiplicidad, mundos más allá de lo físico y la razón, nuevas heterotopías.

CHICO LÓPEZ – «UNA RAZÓN DE PESO» en la Galería JM

JMgalería presenta: Una Razón de Peso, una exposición correspondiente a trabajos recientes del artista José Miguel Chico López (Linares, 1967) que exploran la geometría despojada de la tradición moderna y dónde las imágenes se sustentan con las relaciones entre sus elementos. El autor renueva el orden que configuran las imágenes sometiéndolas a los efectos de la fuerza natural.

En esta exposición encontraremos obras de pequeño y gran formato en clave de dibujo, y aunque el artista nunca ha tenido en cuenta el hecho de realizar sus trabajos en este medio de expresión como tal, asume su proyecto personal desde lo multidisciplinar buscando la idoneidad de sus pensamientos.

Chico López en sus comienzos (2002-2008) trabajó con acumulaciones de líneas, a modo de píxel, representaba espacios reales que volvían a contextualizar las geometrías superpuestas a ellos. Utilizaba las formas lineales para definir arquetipos y construir mundos abstractos imaginarios. En esos primeros años, se apropiaba del contexto artístico del momento para situar sus geometrías sobre espacios expositivos o paisajes, simbolizaba así su visión sobre la ficticia idea de un “futuro presumible” en el ámbito del arte público y privado. En esta nueva fase que presentamos en JMGalería, esas geometrías que nos hacían temer lo inevitable, ahora se han convertido en grupos de líneas sustentadas entre ellas, sin la función de delimitar los planos y desterradas de cualquier contexto.

En 2013 José Miguel Chico López inicia un nuevo reto: basa sus trabajos en las semejanzas entre sus composiciones sonoras y los desarrollos geométricos progresivos de sus dibujos, dejando que la estrategia marcada tenga su propio progreso a través de las estructuras sonoras. Los vídeos realizados, de finas líneas sobre fondos planos en constante movimiento, para las presentaciones de su producción sonora “Dios LP” (Grupo de Fe, 2014) y puestos en escena en el marco de OPENSTUDIO14 (Madrid, 2014) o en las jornadas “Apertura en Negro” del Centro José Guerrero de Granada (2014), recogen con claridad su propuesta de trabajo fijada en la experimentación sonora, visual y audiovisual. En 2018 concluye estos trabajos de investigación con la Tesis Doctoral

Sincronización sonora visual. Relaciones surgidas en la práctica artística” doctorándose en Historia y Arte por la Facultad de Bellas Artes de Granada.

En la anterior exposición individual (2020/21) en la Galería Javier Marín de Málaga, titulada “De gente en gente” dónde la apariencia geométrica de sus obras ocultaba su vinculación personal con el día a día, indagó en inconsciente colectivo a través de las derivaciones surgidas entre el individuo y la masa, extrayendo los modelos compartidos y así, a partir de su experiencia, definía los parámetros a seguir en sus creaciones con el dibujo. El artista en estas series partía desde unas cuantas pautas seguidas por una línea a la que ésta tenía que escapar del hermetismo calculado, para lo que ponía la intuición al servicio de las improvisadas relaciones entre las demás líneas trazadas. Con estas acciones el artista se preguntaba ¿qué es lo que un ordenador no puede hacer en un dibujo?

El proyecto Una Razón de Peso, conserva en buena parte los modus operandi del autor, sólo que ahora la orden que ha sumado a sus  procedimientos afecta a todos los elementos integrantes de la imagen e incluso al propio objeto que los contiene, a la vez que, limita las posibilidades de acción, abre otros caminos para entender la geometría desde el espacio natural diferido, devolviéndola a nuestra inevitable relación con la gravedad.

José Miguel Chico López, LINARES (JAÉN), 1967, es Doctor en Historia y Arte por la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de la Universidad de Granada en 2018. Profesor en el Departamento de Dibujo de la Facultad de Bellas Artes de Granada desde 2021.

Actualmente trabaja con la Galería Javier Marín de Málaga. Desde 1996 ha realizado más de una veintena de exposiciones individuales en galerías e instituciones como JMgalería, Palacio de La Madraza, Galería Sandunga, galería Full Art.

Ha participado en ferias de arte internacionales como ARCO, ARTEFIRA, Balelatina Basel, SCOPELondon y en numerosas exposiciones colectivas.

Su obra está presente en colecciones como la del: CAC Málaga. CAAC. Diputación Provincial de Alicante Fundación Coca-Cola España. Fundación Luciano Benetton. Instituto de Estudios Jienenses, Fundación Miguel Hernández. Museo Zabaleta. Universidad de Granada, Universidad Juan Carlos I. Diputación provincial de Jaén, Así como en las coleciones de los Ayuntamientos de Linares, Gibraleón y Fregenal de la Sierra.

Como compositor sonoro y Vídeo-performance, ha publicado un Lp en vinilo (Grupo de fe-2014) con el alter ego USTED, realizado intervenciones en el marco de OpenStudio de Madrid. Vídeo-performance para la presentación del disco LPDios, Teatro del colegio mayor Isabel la Católica, Granada. " Negro la casa de Dios" Video-performance para la "Noche en negro, Centenario del nacimiento de José Guerrero, Centro José Guerrero, Granada.

‘Los adioses’, por Mariló Jiménez Baena

El Ateneo de Málaga presenta este viernes 17 de febrero a las 19.00 horas la presentación escenificada y encuentro con la autora del fotolibro ‘Los adioses’, por Mariló Jiménez Baenaacogida por Málaga de Festival.

La vida no es fácil, porque el ser humano no lo es. Este se debate constantemente entre el sentimiento y la razón. La razón intenta darle rumbo al sentimiento, aunque el sentimiento no se deja fácilmente gobernar. Los adioses es un proyecto artístico donde la razón quiere poner orden en dos vidas afectadas por las emociones, las de un matrimonio que la muerte separó, una pareja normal y corriente de las muchas que se criaron en el pueblo y posteriormente emigraron a la ciudad en busca de una vida mejor. 

En Los adioses, a través de imágenes y textos, se da voz a tres personajes, el marido, la esposa y el hijo. Las fotografías nos muestran los objetos personales del matrimonio, hablándonos de su vida, la que ya solo existe en la imaginación del espectador. 

El hijo es quien escribe el diálogo de los padres, un diálogo sincero en el que se atreven a decirse aquello que no se atrevieron en vida, intentando aliviar el dolor de ambos, intentando acercarles y comprender lo que antes era incomprensible.

Esta es la sipnosis de “Los Adioses”, de Mariló Jiménez Baena, que presenta el Ateneo de Málaga, dentro de la programación del MaF.

Por las peculiaridades de esta obra, que aúna las imágenes con el texto, como si de una conversación se tratase, hemos preparado una presentación muy especial, con una lectura dramatizada en la que intervendrán la actriz Marina G. Devesa, y los actores Miguel Zurita y Nacho Fortes.

Mariló Jiménez Baena es profesora de Medios Audiovisuales en la Escuela de Arte San Telmo de Málaga. Lleva en la profesión de la enseñanza desde 2015. En el pasado ha trabajado como fotógrafa. En el año 2010, obtuvo la licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Málaga, siendo premio extraordinario de licenciatura de aquel año.  En 2011 y 2012 completó el Máster en Profesorado y el Máster en Desarrollos Sociales de la Cultura Artística, ambos cursados en la Universidad de Málaga. Ha participado en exposiciones colectivas nacionales e internacionales, con obra escultórica, pictórica, fotografía, animación, vídeo e instalación. También ha sido finalista de varios concursos de creación artística: Málagacrea 2011, Málagacrea 2009, Hexamblaje 2008 2º Certamen de Escultura Contemporánea, y ganó el primer premio de artes visuales del Málagacrea 2004 con la obra Sensaciones, la que estuvo expuesta en el CAC de Málaga y el Castillo de Sant’Elmo, Nápoles. 

Presenta: Victoria Abón, vocal de Artes Plásticas y presidenta institucional del Ateneo.

Intervinientes: Mariló Jiménez Baena, autora del fotolibro.

Escenificación por los actores:  Marina G. Devesa, Miguel Zurita y Nacho Fortes.

Tendrá lugar en la Sala Muñoz Degrain del Ateneo.

Entrada libre hasta completar aforo.

TATIANA ABELLÁN – A PERPETUIDADTATIANA ABELLÁN –

TATIANA ABELLÁN

A PERPETUIDAD

Comisariada por Juan Francisco Rueda


22.12.2022 – 27.1.2023

A perpetuidad se constituye como una suerte de retrospectiva del trabajo que viene desarrollando Tatiana Abellán desde 2012, caracterizado, en gran medida, por la alteración material de fotografías antiguas que, devenida manipulación semántica, le permite operar en distintos registros interdependientes: la certeza de la fragilidad tanto de la vida como de la memoria, construida ésta, en ocasiones, mediante indicios del pasado como la imagen fotográfica; el ensayo de la alteridad y la fabulación –los relatos ficcionales que proyectamos- a partir del cotejo de esas imágenes; así como la puesta en práctica de un ejercicio metafotográfico, una sutil y rigurosa, para con la historia de este medio, revisión y visitación de elementos y nociones constituyentes de esta disciplina que adquieren en nuestra contemporaneidad una absoluta pertinencia. No deja de ser curioso cómo sus dos últimos proyectos, A perpetuidad y Recibo la tuya, que se mostrarán por primera vez en esta exposición, en los que se aleja de la imagen fotográfica para adentrarse en una enunciación otra de la memoria, concretamente a través de la palabra, ya sea de los epitafios de lápidas mortuorias o en la literatura epistolar desarrollada a través de cientos de cartas manuscritas que Doña Elvira Sánchez de la Orden Castrillo de Cavia le escribió a su prometido, Juan Peris Masip, entre 1896 y 1902, detonan este viaje por una década de creación y reflexión en torno a la fotografía. La disolución de la imagen en estos últimos proyectos ha permitido –diríamos que como lógico efecto- recuperar numerosos proyectos anteriores en los que precisamente operaba sobre la precariedad, lo efímero y la disolución material de las imágenes fotográficas. En todos ellos, de los cuales comparecen aquí cinco (La imagen que resta, Memoria líquida, La niebla de la memoria, Cinerarias y Encarnados), la imagen fotográfica nunca desaparece por completo, sólo se transforma. Tal vez sea una metáfora de los recuerdos, que no desaparecen sino que se transforman, actuando la memoria no sólo como repositorio, sino como agente reconstructor. Asumámoslo, fotografía y recuerdos, aunque frágiles, son inextinguibles, nos acompañan a perpetuidad.

Juan Francisco Rueda

Concierto gratuito Museo del Vidrio

Para celebrar la fecha de la Independencia de Finlandia y el Día de nuestra Constitución, queremos recordaros que el próximo martes 6 de diciembre, a las 19:30, ofreceremos en el Museo un recital de música clásica finlandesa, dedicada especialmente a los pájaros de Oiva Toikka, con la colaboración del Tenor Aapo Korhonen y el Pianista Markus Ollila.

La entrada será libre hasta completar aforo. La apertura de puertas 19:00.

Exposición «10×10=10+10»

Asociación de Artistas Plásticos de Málaga – Aplana

Desde el pasado jueves 1 de diciembre podéis disfrutar en la Sala de Exposiciones Manuel Barbadillo la colectiva 10×10=10+10, donde se podrá contemplar más de un centenar de obras de 31 artistas diferentes, estos han trabajado con el pequeño formato de 10×10 cm.

La exposición podrá visitarse hasta el 19 de diciembre, todas las obras valen 20€, con esto la asociación quiere que los visitantes regalen arte estas navidades.

Francisco Sánchez Gil

Francisco Sánchez Gil