EXPOSICIÓN / UNDER CONSTRUCTION / JUAN CARLOS ROBLES
Comisariada por Amparo Lozano
ARTE CONTEMPORÁNEO Sala de Máquinas Visitas: De lunes a viernes de 9 a 21h. INAUGURACIÓN: jueves 24 de marzo a las 20:30
El artista plantea simultáneamente la idea de ruina y la de proyecto en construcción para hablar del momento actual de la cultura en el contexto expandido de la globalización y de la necesidad de dotarnos de lugares de encuentro multiculturales. Para ello se desplaza a nuestro país vecino, Marruecos. Toma como motivo alegórico un edificio en obras que halla en su deambular por las calles de Tánger, el proyecto del Palacio de las Artes y de la Cultura de Tánger. Al registrar ese momento transitorio de la construcción pretende abrir una reflexión sobre los límites, tanto metafóricos como reales, para articular un espacio cultural de encuentro en el que podamos reconocernos a ambas orillas del Mediterráneo. Indaga sobre esa posibilidad de ser al tiempo que constata la fragilidad del cumplimiento de dicho deseo, en un momento violento, convulso y plagado de incertidumbres que afectan a los procesos de identificación individuales y colectivos.
Parte del trabajo de Juan Carlos Robles desde los años noventa se ocupa principalmente de hacer visibles los condicionantes de la formación del deseo, las crisis identitarias en sentido subjetivo y la visualización del paisaje psicológico como una forma de elaboración de estrategias de aproximación al Otro, en el momento actual de globalización massmediática de la cultura. A través de la fotografía, el vídeo, la escultura y la intervención en el espacio público abre una reflexión de carácter sociológico, psicológico, filosófico y político sobre la tensión antagónica que percibe entre el deseo de pertenencia y la fugacidad que impone el habitar en multitud contemporáneo en el actual periodo poscolonial.
Inauguración: sábado 19 de marzo de 2022, de 12:00 a 14:00 h.
JMgalería presenta desde el 19 de marzo Patchworks, una selección de trabajos recientes del artista Tete Álvarez (Cádiz, 1964) en los que ahonda en su interés por desentrañar el papel que desempeñan las imágenes en la construcción de la esfera pública, política y social. Tete Álvarez abunda en la línea de trabajo que ya trazara recientemente en el C3A con Escenografías (2021) para concentrar su mirada en la iconografía que decora la escena de la diplomacia internacional y de la representación política.
Ya desde sus primeros trabajos, a principios de los noventa, Tete Álvarez ha elaborado un corpus de obra que asume el protagonismo de los media y las nuevas tecnologías de la información en la configuración de una realidad que de manera progresiva ha ido suplantando a la de la experiencia cotidiana. Y su obra justamente lo que hace es “señalar esa deriva, desvelar el artificio de la impostura, camuflarse en el código discursivo e inocular una pausa”. Para Ángel Luis Pérez Villén, autor del texto crítico que acompaña a la exposición y uno de los mejores conocedores de la obra del artista gaditano, Tete Álvarez es “uno de los artistas españoles que con mayor acierto y hondura trabajan en torno a la problemática de la imagen mediática y su repercusión en el campo social y político”.
Una imagen que desde los inicios se ha reclamado siempre mestiza, “a mitad de camino entre la fotografía y el vídeo cuando se constituía físicamente como aquella y con las cualidades conceptuales de la fotografía cuando se materializaba como vídeo. Y de un desplazamiento al contiguo, de la escultura a la instalación y de vuelta a esta sin descartar la atracción por la desmaterialización, por las tecnologías de la imagen, por el net.art. Desde hace años su trabajo se significa por su celo improductivo, por su negativa a generar más imágenes, a engrosar el acervo iconográfico mediante la creación de nuevas representaciones que supongan un añadido a las ya existentes. Prefiere servirse de las existentes, de las que colmatan a diario los canales de distribución de los media, de las que se alojan en las esquinas de la red. Y con ellas hilvanar una proposición –una promesa de relectura- que se añade a la adherida en origen y que termina poniéndola en cuestión, desvelando su narrativa y los intereses que viene a servir”.
Dos son las temáticas fundamentales de la obra de Tete Álvarez en opinión de Peio Aguirre, por un lado, “la artificiosidad estereotipada de las imágenes no ya de la política, sino de la representación de lo político; por otro, la afectividad que toda imagen mediática tiene hoy en día introducida en los dispositivos más inmediatos a la gente (teléfono móvil, televisión, redes sociales)”. Y tanto una como otra se manifiestan con nitidez en las obras que despliega en los espacios de JMgalería. En esta ocasión Tete Álvarez focaliza la atención en aquellos detalles organizados protocolariamente que envisten de oficialidad y representatividad los actos diplomáticos. “El protocolo como forma y horizonte último de lo político”.
Patchworks, (2022), la obra que también da título a la exposición, es una instalación de impresiones sobre textil que reúne fragmentos de imágenes que componen una estampa mayor en la que cada uno de los insertos repite el motivo para crear un efecto no tanto acumulativo como monocorde. Sensación que se transmite y potencia con la presencia e insistencia de un motivo: zapatos, generalmente masculinos, sobre alfombras. Aquellos negros, si no oscuros y sin veleidad alguna en el diseño y estas reproduciendo una tipología básicamente floral y ornamental que conduce por densidad y reiteración al aturdimiento o cuando menos a la dispensa por el privilegio de la exclusividad. Estas alfombras y este calzado constituyen los elementos visibles de las escenas -extraídas de entre las imágenes que proporcionan los propios gobiernos y cancillerías a través de la plataforma Flickr- con las que se representa la iconografía asociada al poder político.
Angie, (2019) despliega como si de una carta de colores Pantone se tratase innumerables fragmentos de imágenes de la chaqueta de la excanciller alemana Ángela Merkel. Un motivo, para Pérez Villén, “en apariencia anodino pero que suscita un interés significativo en las redes sociales. Su atuendo; mejor dicho, la reiterada costumbre de repetir modelos en sus comparecencias públicas provocó su conversión en meme. Lo que hace el artista mediante un display que se ha hecho habitual en algunas de sus series –marcar el perfil del motivo principal de la representación o trazar con la obra una cota en el espacio expositivo- es señalar la paradoja de dicho fenómeno, evidenciando el fracaso promisorio de las nuevas tecnologías de la comunicación: los media como arma de disfunción comunicativa , o como afirma Peio Aguirre, “las redes sociales como arma de distracción masiva… No sorprende que los anteriores apologetas de la revolución tecnológica sean ahora sus mayores críticos” .
En Red Carpet, (2022) y Grey Carpet, (2022) la mirada se agudiza y se concentra en la parte inferior de las imágenes protocolarias: zapatos y moquetas que se presentan sobre un mosáico de azulejos cerámicos. Esta presencia ha dejado de punzar en la composición, como sucedía en Atrezzo, y pasa a detentar el protagonismo sobre un fondo de moquetas rojas y grises. Ambas series apuntan, según Pérez Vilén, “a la uniformidad en la representación de lo político, en cuya configuración se disuelve la identidad del individuo, se unifican los intereses estéticos -zapatos cerrados, oscuros- y se evidencia la faz masculina del poder. Frente a la ductilidad cromática de las chaquetas de Ángela Merkel nos encontramos con el talante bruno con que se calzan los mandatarios mundiales”.
En Official Portrait, (2017) la intervención sobre la imagen matriz va más allá de su selección analítica y encuadre. Las figuras que aparecen centradas en la escena –retratos oficiales de altos mandatarios de la política internacional- han sido veladas totalmente por una mancha negra que reproduce su forma. No es la sombra, para Pérez Villén, “propiciatoria y redentora de Tanizaki , cargada de posibilidades, algunas adversas, cierto, pero también positivas en potencia y seminales en el florecimiento de la belleza; más bien se trata de una oscuridad nociva para el progreso, la transparencia y la luz. No es la sombra que aniquila la identidad del individuo, la que le priva de su libertad y derechos como persona, no es la sombra de los inmigantes que retrata Eric Aupol, es la sombra que solapa y niega cualquier atisbo de singularidad o empatía y que como contrapartida ofrece la masa negra de quien figura como acreedor de unos símbolos –banderas- que terminan diluyéndose en el opaco concierto coral de la globalidad. La primera versión de Atrezzo, (2014), consistente en una serie de cibatrans (fotografías en cajas de luz) que representan escenarios de diferentes encuentros entre mandatarios, se mostró en Desplazamientos, la anterior y primera muestra individual de Tete Álvarez en la JMGalería, donde ahora concurre con una versión en video monocanal: Atrezzo, (2019). El planteamiento es el mismo, pasando de la imagen fija de la fotografía al movimiento y solapamiento de los sucesivos insertos de vídeos y audios de dichos encuentros. Imágenes y sonidos que provienen de los repositorios que los gabinetes de comunicación y que configuran un collage compuesto por fragmentos que se centran en los exornos florales que decoran las reuniones bilaterales, audiencias y entrevistas de altos dignatarios políticos extraídos de los canales de YouTube de instituciones como el Consejo de la Unión Europea, 10 Downing Street, White House, Bundestag, Quirinale, Palazzo Chigi, Moncloa, etc.
Juan Carlos Robles Todo espectador es un cobarde o un traidor
Comisariada por Ana Navarrete
4.03.2022 – 15.04.2022
“El combate colectivo supone una responsabilidad colectiva en la base y una responsabilidad colegiada en la cima. Sí, hay que comprometer a todo el mundo en el combate por la salvación común. No hay manos puras, no hay inocentes, no hay espectadores. Todos nos ensuciamos las manos en los pantanos de nuestro suelo y el vacío tremendo de nuestros cerebros. Todo espectador es un cobarde o un traidor.” (Frantz Fanon; 155.)
Tánger fue una de las ciudades más Importantes del norte de África, sobre todo por su situación geográfica, a 14km del Estrecho de Gibraltar, puerta de entrada de Europa. Ciudad fronteriza entre dos mundos, dos continentes, dos culturas. Conocida hasta 1956 (fecha de la Independencia) como Zona internacional de Tánger. El Estatuto de Tánger fue firmado por España, Francia y el Reino Unido el 18 de diciembre de 1923 arrogándose la administración y legislación de la ciudad. Cinco años después se sumarían Italia, y posteriormente Bélgica, Países Bajos y Portugal. El Estatuto de Tánger se firmó en un contexto bélico, pre-guerra. La ocupación española en Tánger tuvo lugar en la Segunda Guerra Mundial, entre 1940 – 1945, el gobierno franquista disolvió el Estatuto y aplicó a todos los funcionarios fieles a la II República la persecución y represión. Finalizada la guerra en 1945 la ciudad recobró su estatus internacional.
La ciudad de los poetas, escritores, cineastas, pintores… celebrada por unos y otros como la ciudad misteriosa, exótica… Estereotipos derivados del propio proceso de colonización; Edward Said en su obra Orientalismo desmontó estos estereotipos ideológicos que imponen una visión eurocéntrica y parcial sobre el otro, exótico, misterioso… A su vez visibilizó como estos sesgos proceden de un campo de estudio erudito, dónde el oriental, el árabe, es considerado un sujeto malicioso, perverso “el Otro absoluto”. El “Otro absoluto”, según Edward Said, es el otro construido a través de las diferencias, con el objetivo de asegurarse la dominación, construyendo una imagen fija, inmutable del otro como inferior, irracional, salvaje y primitivo que era necesario civilizar, sin duda el estereotipo es la estrategia discursiva más importante del colonialismo. Sin embargo, Edward Said, nunca incluyó a España en sus análisis sobre el orientalismo. España es la otredad exótica de Europa.
Todo proceso de colonización conlleva ocupación de territorio y apropiación de bienes y recursos, y también impone su propia “cultura” (lengua, religión, leyes, modos de vida, costumbres…). Bajo el protectorado español se realizaron importantes proyectos urbanos y arquitectónicos en Tánger. En 1909 el puesto de ingeniero municipal de la ciudad fue ocupado por técnicos nombrados por el consulado español. Los arquitectos e ingenieros españoles de principios de siglo no aplicaron un modelo específico hasta los años 40, implantaron un modelo ecléctico: racionalista, art decó, art nouveau, modernista, de estilo metropolitano, en ocasiones con tintes neo-árabes, neo-andalusís. A partir de los años 40 el estado franquista impondrá un modelo de estilo barroco-herreriano muy adecuado a una idea de españolidad.
El Gran Teatro Cervantes de Tánger, inaugurado en 1913, es un buen ejemplo de la arquitectura art nouveau de principios de siglo. Este teatro impulsado por capital privado fue diseñado por el prolífico arquitecto español, nacido en Tánger y educado en París, Diego Jiménez Armstrong, que importó el estilo francés y lo aplicó por toda la ciudad. En 1928 fue adquirido por el Gobierno de Miguel Primo de Rivera, a partir de 1974 se alquiló por el ayuntamiento de Tánger por una cantidad simbólica, 1 dirham anual. El teatro estuvo hasta 2019 bajo titularidad del Estado español y en febrero de 2019 se donó irrevocablemente al Estado marroquí con la condición de que debía ser restaurado, conservaría el nombre y sería destinado “a fines de utilidad pública, de interés social y de promoción de la cultura tanto española como marroquí” (Peio H. Riaño) Asegurándose así la continuidad de la dominación cultural “Todo lo que sea implantación de nuestra cultura es correcto” (Peio H. Riaño)
Este teatro frecuentado y pensado para la importante colonia de españoles, fue un emblema fundamental de la cultura española en Marruecos. Hay que recordar que un tercio de la población de Tánger eran en estos años de origen europeo de los cuales más de 25.000 eran españoles. El teatro fue hasta los años ochenta del siglo XX el teatro más importante del norte de África, con capacidad para 1.400 personas.
“En 1918, Caruso, el gran tenor de todos esos tiempos, llegó una mañana de primavera a Tánger. También actuaron muchos actores como Estrellita Castro, Carmen Sevilla, Imperio Argentina, María Caballé, y la gran Catalina Berreno que simbolizó el canto y la danza clásica con las castañuelas en sus manos, escoltaba todos los espíritus sensibles. También actuó Antonio Machín, el gran cantante cubano; también un cantante popular en España, Manolo Caracol y Lola Flores, formidable intérprete del “Canto flamenco” y fue una estrella en la danza en «La niña de fuego
Más tarde, en 1944, Pepe Marchena y Juanito Valderrama, con pequeños ojos chinos y la voz fina y prolongada, se enlazaban con los acordes de unos guitarristas de Bulerías y de fandanguillos” (Mouna Aarab y Sarah Amarouchi)
El teatro también albergó fiestas privadas, reuniones y conmemoraciones de todo tipo al servicio de la comunidad española, hasta convertirse en un símbolo de identidad nacional.
El teatro está desde hace años abandonado, en completa ruina, lo que contrasta con los innumerables proyectos urbanísticos emprendidos en la ciudad bajo el Plan de Aceleración Industrial 2014-2020, de los cuales más de un 25% de ellos están construidos por empresas españolas. Entre las construcciones monumentales realizadas en este periodo destaca el megaproyecto Tánger City Center, construido por la empresa española Iveravante, y el Palacio de la Cultura y las Artes en Tánger que se creó con el objetivo de aumentar el capital cultural de la ciudad y atraer al turismo. Ambos situados a pocos metros de la playa de Malabata, el nuevo Beverly Hills de Tánger.
El proyecto expositivo que aquí presenta J.C. Robles lleva por título “Todo espectador es un cobarde o un traidor”, en clara alusión a la conocida frase del libro de Frantz Fanon de 1961 Los condenados de la tierra (Les damnés de la terre). Esta frase es una referencia directa al primer verso de La Internacional: Debout ! les damnés de la terre ! Debout ! les forçats de la faim! (Arriba, parias de la Tierra. En pie, famélica legión.) Los condenados de la tierra, aborda la complejidad de la descolonización y los procesos políticos emancipadores en África y es una llamada a la acción colectiva.
“El hombre colonizado que escribe para su pueblo, cuando utiliza el pasado debe hacerlo con la intención de abrir el futuro, de invitar a la acción, de fundar la esperanza. Pero para asegurar la esperanza, para darle densidad, hay que participar en la acción, comprometerse en cuerpo y alma en la lucha nacional. Puede hablarse de todo, pero cuando se decide hablar de esa cosa única en la vida de un hombre que representa el hecho de abrir el horizonte, de llevar la luz a la propia tierra, de levantarse a sí mismo y a su pueblo, entonces hay que colaborar muscularmente” (Frantz Fanon; 116.)
Este libro ha iluminado a numerosos movimientos de liberación anticolonialistas en todo el mundo. En 1968, la frase aparece al inicio de la trilogía cinematográfica “La hora de los hornos” de Fernando Solanas y Octavio Getino, integrantes del Grupo de Cine Liberación Argentino. Una influyente cinta sobre el colonialismo, la violencia y la liberación. Hoy este ensayo fílmico está considerado como un símbolo incuestionable de resistencia y es una magnifica reflexión sobre la identidad y las formas de violencia ejercidas sobre el pueblo. Un filme considerado por el propio autor como cine-acción. El cine entendido como acción política.
J.C Robles en Crossing Lines (2018) filmó el Palacio de la Cultura y las Artes en Tánger en construcción, en la exposición actual presenta dos proyectos audiovisuales vinculados con el anterior: Preludio, y Contra-público Tangerino (2022). Todo espectador es un cobarde o un traidor nos obliga a tomar posición. Nadie puede permanecer indiferente, nadie puede quedarse mirado como un espectador pasivo. La frase te interpela, te confronta.
Los dos primeros proyectos ponen en relación dos espacios de la ciudad, dos lugares, dos culturas y dos tiempos históricos, y traen al primer plano las relaciones, sociales, económicas y culturales que se establecen entre ambas. El Gran Teatro Cervantes y el Palacio de la Cultura y las Artes, se confrontan temporal y políticamente. El Gran Teatro Cervantes representa la ocupación española y el Palacio de la Cultura y las Artes representa la nueva expansión económica y demográfica en la ciudad de Tánger, un nuevo Eldorado para las empresas españolas. Mires donde mires hay grúas, camiones, edificios en construcción. En busca de la consolidación de la ciudad como un gran destino turístico, una imagen de construcción que confronta con la ruina.
En Preludio Emir Abdulah canta a un público inexistente, a un teatro vacío en ruinas, canta al amor perdido, canta a Palestina, canta a esta ruina del pasado colonial español. Alrededor de Emir Abdulah hay montañas de escombros, sillones rotos, vigas caídas, montañas de basura que nos hablan del pasado y nos empujan al futuro mientras el conjunto de ruinas va creciendo a sus pies.
En Contra-público Tangerino varias personas, de diferentes edades, nos miran, nos interpelan, nada sabemos de ellas, solo que es un grupo de personas que proceden de Tánger. Un contra-publico que se confronta con el público en la sala y nos exige analizar nuestra posición, nos obliga a preguntarnos por nuestra relación con el Otro, esa relación ambivalente que imprime el estereotipo colonial entre el deseo y rechazo.
Desestabilizar el estereotipo colonial es una tarea psicológica y política a la que se enfrenta el proyecto Todo espectador es un cobarde o un traidor.
“Ver la sociedad desde fuera y desde dentro, como un indígena y como un forastero, requiere sagacidad y cautela.” (Juan Goytisolo)
Ana Navarrete
Referencias:
BOE núm. 68, de 20 de marzo de 2019
Aplicación provisional del Protocolo entre el Reino de España y el Reino de Marruecos para la donación irrevocable de la propiedad del «Gran Teatro Cervantes» de Tánger, hecho en Rabat el 13 de febrero de 2019., páginas 27672 a 27673